EL SÁBADO SANTO Y EL DESCENSO A LOS INFIERNOS DE CRISTO (2)

Virgen de los Dolores.
Real y Muy Ilustre Hermandad del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de los Dolores.
Almería.
Fotografía: D. Felipe Ortiz
EL SÁBADO SANTO Y EL DESCENSO A LOS INFIERNOS DE CRISTO (2)
El Sábado Santo es el día de la Soledad de María. Para Ella continúa la pasión en su alma. Sufre y no hay dolor como su dolor. Cada uno de los gestos de su Hijo se le hace presente, sus quejidos, sus palabras. El gran grito de triunfo y dolor llena su interior. Sabe que ha vencido. Pero ella está sola. Él no está con Ella. Piensa en sus palabras: “Al tercer día resucitaré”, y se aferra a ellas. Es difícil creer. Ha visto el cuerpo muerto, agujereado por los clavos. Ha puesto su mano en el costado abierto llegando al mismo corazón. Hace falta mucha fe para creer que va a resucitar, y se hace la oscuridad en el alma de María. Experimenta el abandono como lo experimentó Jesús en su cuarta palabra. El Padre calla y la Madre se convierte en la única creyente. Su fe es la de una nueva Eva que cree contra todas las evidencias de los sentidos y de la experiencia. Las horas del sábado trascurren lentas, con una oración similar a la de Jesús en Getsemaní. Pasa la noche del Sábado minuto a minuto, y la oración no cesa para la que nunca cesó de creer.
"La espera vivida el Sábado Santo constituye uno de los momentos más altos de la fe de la Madre del Señor en la oscuridad que envuelve el universo. Ella se entrega plenamente al Dios de la vida y, recordando las palabras del Hijo, espera la realización plena de las promesas divinas"2.
“El Viernes Santo se puede contemplar al Crucificado, antes de pasar a verle resucitado, la Iglesia invita a pasar el Sábado Santo meditando la “muerte de Dios”. Es el día que Dios pasa bajo tierra. Es el día de la ausencia de Dios, experiencia tan significativa del hombre actual”3.
La Iglesia completa esta realidad con el final del Credo “Descendió a los infiernos” siguiendo lo enseñado por Pedro: “porque también Cristo padeció una vez para siempre por los pecados, el justo por los injustos, para llevaros a Dios. Fue muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu; en él se fue a predicar también a los espíritus cautivos”4. Hay una bella homilía antigua sobre el Sábado Santo escrita por S. Epifanio y recogida en la Liturgia de las Horas para ese día.
2 Juan Pablo II, Audiencia General, 21 mayo 1997
3 ibid
4 1 Pe 3:18-19

Dr. Enrique Cases
Sacerdote
Información obtenida en:
http://www.teologiaparavivir.net/

1 comentario:

Guillermo Méndez Sánchez dijo...

El Viernes Santo 2009 yo estaba en Sevilla. Con el Cachorro, Montserrat, la Mortaja... Ha transcurrido casi un año y viendo esta preciosa foto de Felipe Ortiz he echado de menos -por primera vez- no haber estado ese día en Almería.