CARTA DE ADVIENTO




Intentaba encontrar alguna página en Internet en la que hablase de la Navidad.
Empezaron a salir páginas donde se podían leer ofertas de viajes, cenas, bailes, recetas de cocina…se podía leer de todo; de todo menos de Jesús.
Parece que no es noticia que nazcas en un viejo pesebre. La tradición, (viene de la palabra “tradire” que significa transmitir), está siendo tapada por un comercio pagano de nuestro Credo.
Ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor; y ¿a quién le importa?.
No tenemos tiempo para eso, hay que preparar la cena de nochebuena, (no prepararnos para la Noche Buena); hay que comprar mantecados, turrones, pensar que nos ponemos para estar elegantes, pensar qué podemos regalar/nos. Televisión hará su maratón benéfico, (hay que entretener a nuestra conciencia).
Y mientras Tú, bendito Dios, cuya fidelidad es incomparable, nos recuerdas año tras año, que vienes al mundo en un establo, porque a María Santísima no le han dado cobijo en la posada; vienes para darnos un mensaje de amor en un idioma universal.
Fe, Esperanza y Caridad conforman las Virtudes Teologales; de las tres, la Caridad es la más importante, puesto que incluye a las otras dos. La Caridad es, en el lenguaje de la Santa Madre Iglesia, referente al Amor, amor a Dios y amor al prójimo.
Jesús hace de la caridad el mandamiento nuevo (cf Jn 13, 34). Amando a los suyos ‘hasta el fin’ (Jn 13, 1), manifiesta el amor del Padre que ha recibido. Amándose unos a otros, los discípulos imitan el amor de Jesús que reciben también en ellos. Por eso Jesús dice: ‘Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor’ (Jn 15, 9). Y también: ‘Este es el mandamiento mío: que os améis unos a otros como yo os he amado’ (Jn 15, 12).
Fruto del Espíritu y plenitud de la ley, la caridad guarda los mandamientos de Dios y de Cristo: ‘Permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor’ (Jn 15, 9-10; cf Mt 22, 40; Rm 13, 8_10).
Jesús, te doy las gracias por venir cada año, cada día de mi vida, a transmitirme un mensaje de amor; desde la libertad que me has otorgado, te pido fuerzas para guardar tus mandamientos, perdón por las ofensas que haya cometido y valentía para defender mi credo en cualquier foro.
En esta Navidad de 2011, (sin olvidar en ningún momento a los que este año partieron a la Casa del Padre), deseo de todo corazón a todos los cofrades y amigos, permanecer en el amor a Cristo.
El Hermano Mayor electo.

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