SANTA CRUZ DEL VOTO, PATRONA DE CANJÁYAR

SANTA CRUZ DEL VOTO, festividad 19 de abril.
Cuenta la leyenda que en el año 1611, el sacristán de la villa de Canjáyar, Juan Matías de Peralta, tuvo un sueño que cambiaría las costumbres y tradiciones de los hijos de este pueblo. Este sueño le persiguió durante tres noches seguidas, lo que dio pie a sospechar que algo grandioso iba a suceder. En su visión, el sacristán contemplaba una procesión de ángeles portando una Cruz, que se dirigían a orar desde el altar mayor hasta el baptisterio del templo parroquial. El sacristán lo comentó a los vecinos del pueblo, sin embargo, ninguno de ellos le dio demasiada importancia al hecho, incluido el párroco del lugar. Pero no se dio por vencido y, tras insistir en la veracidad de su premonición y convencido de que su sueño no era un simple sueño, consiguió que los responsables locales excavaran el muro del templo, en el mismo lugar donde los ángeles terminaban su recorrido en el sueño. Cuál fue la sorpresa de todos cuando al empezar a excavar comprobaron que, efectivamente, dentro del muro había algo, ¡la Santa Cruz! Era el día 19 de Abril de 1.611, y desde entonces podemos decir que ha estado formando parte de todos los canjilones y canjilonas. Se decidió rendir homenaje a la Cruz todos los años, convirtiéndose en la patrona de Canjáyar y festejándose cada 19 de abril. Dicen que esta Cruz fue traída a la villa de Canjáyar por un peregrino y que, probablemente, en tiempos de la sublevación morisca de 1568, algún cristiano la escondió en el muro del templo para que no fuese profanada. Y ahí permaneció oculta esperando que ese sueño y la fe de quien lo tuviese y escuchara le permitieran volver a ver otra vez la luz, mostrando al mundo su encanto y su misterio.

Esta Cruz latina está tallada en madera de olivo y mide 20 centímetros de alto y 15,5 centímetros de ancho. El encanto y el misterio de este relicario están en que en cada extremo alberga 4 piedras, en total 40, procedentes de distintos lugares de Palestina, todos de gran interés, lugares donde se desarrolló la vida de Jesús, el Hijo de Dios, y donde posaron María y los apóstoles; como el pesebre de Belén, el lugar de la Anunciación por el Ángel, el Calvario,… Y en el alvéolo que constituye la intersección de los dos brazos se ha incrustado el LIGNUM CRUCIS, una pequeña astilla de la cruz donde fue crucificado Jesucristo. En la actualidad se está barajando la posibilidad de que esta Cruz sea examinada más a fondo por técnicos que dictaminen si está en peligro de un mayor deterioro y si su estructura hace prever un proceso más o menos lento de descomposición de las piedras, pues en los últimos años se ha observado una desmejora en el aspecto del relicario y se teme por su futuro. Se hará todo lo posible por garantizar su perfecta conservación para no privar a los canjilones del símbolo de mayor valor en su fe y devoción.

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