Fotografía: D. Guillermo Méndez.
Queridos hermanos:
Cuando se cumple el segundo año de mi nombramiento por parte del Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. D. Adolfo González Montes, Obispo de Almería, como Hermano Mayor de la Real y Muy Ilustre Hermandad del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de los Dolores; me dirijo a vosotros intentando hacer un resumen del año transcurrido.
Este mensaje nace del corazón, de múltiples sentimientos vividos durante este periodo.
Antes de escribir esta carta me acerqué a las capillas de nuestros Titulares. El Cristo Yacente sobre el altar, fuera de Su urna, más cercano que nunca.
Según una tradición, Jesús habría muerto en el mismo lugar en que Adán había sido enterrado, de tal forma que su sangre había corrido sobre los huesos de nuestro primer padre Adán. Los restos de esqueleto al pie de la cruz simbolizan aquel encuentro de Jesús con Adán en su bajada a los infiernos.
En el Santo Sepulcro de Jerusalén se ve desde una ventanilla una grieta en la roca evocando esa tradición.
En palabras del sacerdote D. Enrique Cases: “El descenso al sheol o a los infiernos tiene un primer y obvio significado: Jesús comparte la muerte con los que han muerto, cumple "las leyes" de la muerte, de tal forma que se pueda decir con verdad que resucita de entre los muertos”.
Recordé el Viernes de Dolores y la Veneración al Cristo, al pie del Altar mayor, el Templo de San Pedro Apóstol abriéndose hacia su plaza, sin más luz que un foco iluminando el catafalco; también la salida del Viernes Santo, el cuerpo de portadores perfectamente uniformado, algunas lágrimas de espectadores que se contagian, ocultas tras el antifaz, y a los mas jóvenes portando los nuevos roquetes.
Recordé la imagen de Cristo Yacente sobre el catafalco en la Puerta de los Perdones de San Pedro Apóstol al paso de la Soledad.
Tras unos minutos de reflexión me acerqué a la nave izquierda, en busca de la Virgen de los Dolores. Vestida de hebrea, majestuosa, con su lampadario encendido por personas anónimas que se acercan al camarín en busca de consuelo, y el silencio de las naves de San Pedro llamando a la oración.
Al mirarla recordé una maravillosa frase de Teresa de Calcuta: “Dentro de mil años, sí, dentro de millones de años te diré: ¿Sabes donde estás? Estás en mi corazón.Nunca digas adiós, si todavía quieres tratar. Nunca te des por vencido si sientes que puedes seguir luchando. Nunca le digas a una persona que ya no la amas, si no puedes dejarla ir. El amor llega a aquel que espera, aunque lo hallan decepcionado; a aquel que aun cree, aunque haya sido traicionado: a aquel que todavía necesite amar, aunque antes haya sido lastimado y aquel que tiene coraje y la fe para construir la confianza de nuevo”.
El año 2009, como todos, nos ha traído buenos y malos momentos. Ha sido el año en el que nuestra Señora bajó de Su camarín, como la Reina del Cielo se merece, en su besamanos del día quince de septiembre, y pudimos vivir la emoción de todos los que se acercaron a besarla. También ha sido el año en el que se nos ha ido Joaquín Capel García, dejándonos en herencia dos poemas, el último, su testamento a la Madre Dolorosa, reproducido en este libro.
En este año 2010, mando desde estas líneas mi felicitación a Monseñor Ginés García Beltrán, Obispo de Guadix, premio Rafael Saldaña 2009 al Esfuerzo Cofrade, siendo en esa fecha Párroco de San Sebastián, Consiliario de la Hermandad de la Virgen del Carmen, Reina de las Huertas, y de la Real e Ilustre Cofradía del Santísimo Cristo del Amor y Nuestra Señora del Primer Dolor.
Recordad todos que en este nuevo año de crisis económica, debemos ser solidarios con los más necesitados; “No podemos hacer grandes cosas, pero si cosas pequeñas con un gran amor” (Madre Teresa de Calcuta).
Agradezco finalmente al Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. D. Adolfo González Montes, Obispo de Almería, las palabras de aliento dirigidas durante la audiencia concedida a la Junta de Gobierno de nuestra Hermandad; a nuestro Consiliario, D. Esteban Belmonte Pérez, que nos guía todo el año sabedor de nuestras limitaciones y, por último a vosotros, cofrades y amigos que participáis anónimamente en la Vida de Hermandad.
Jorge Jesús Espinosa Peñuela.
Hermano Mayor.
Cuando se cumple el segundo año de mi nombramiento por parte del Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. D. Adolfo González Montes, Obispo de Almería, como Hermano Mayor de la Real y Muy Ilustre Hermandad del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de los Dolores; me dirijo a vosotros intentando hacer un resumen del año transcurrido.
Este mensaje nace del corazón, de múltiples sentimientos vividos durante este periodo.
Antes de escribir esta carta me acerqué a las capillas de nuestros Titulares. El Cristo Yacente sobre el altar, fuera de Su urna, más cercano que nunca.
Según una tradición, Jesús habría muerto en el mismo lugar en que Adán había sido enterrado, de tal forma que su sangre había corrido sobre los huesos de nuestro primer padre Adán. Los restos de esqueleto al pie de la cruz simbolizan aquel encuentro de Jesús con Adán en su bajada a los infiernos.
En el Santo Sepulcro de Jerusalén se ve desde una ventanilla una grieta en la roca evocando esa tradición.
En palabras del sacerdote D. Enrique Cases: “El descenso al sheol o a los infiernos tiene un primer y obvio significado: Jesús comparte la muerte con los que han muerto, cumple "las leyes" de la muerte, de tal forma que se pueda decir con verdad que resucita de entre los muertos”.
Recordé el Viernes de Dolores y la Veneración al Cristo, al pie del Altar mayor, el Templo de San Pedro Apóstol abriéndose hacia su plaza, sin más luz que un foco iluminando el catafalco; también la salida del Viernes Santo, el cuerpo de portadores perfectamente uniformado, algunas lágrimas de espectadores que se contagian, ocultas tras el antifaz, y a los mas jóvenes portando los nuevos roquetes.
Recordé la imagen de Cristo Yacente sobre el catafalco en la Puerta de los Perdones de San Pedro Apóstol al paso de la Soledad.
Tras unos minutos de reflexión me acerqué a la nave izquierda, en busca de la Virgen de los Dolores. Vestida de hebrea, majestuosa, con su lampadario encendido por personas anónimas que se acercan al camarín en busca de consuelo, y el silencio de las naves de San Pedro llamando a la oración.
Al mirarla recordé una maravillosa frase de Teresa de Calcuta: “Dentro de mil años, sí, dentro de millones de años te diré: ¿Sabes donde estás? Estás en mi corazón.Nunca digas adiós, si todavía quieres tratar. Nunca te des por vencido si sientes que puedes seguir luchando. Nunca le digas a una persona que ya no la amas, si no puedes dejarla ir. El amor llega a aquel que espera, aunque lo hallan decepcionado; a aquel que aun cree, aunque haya sido traicionado: a aquel que todavía necesite amar, aunque antes haya sido lastimado y aquel que tiene coraje y la fe para construir la confianza de nuevo”.
El año 2009, como todos, nos ha traído buenos y malos momentos. Ha sido el año en el que nuestra Señora bajó de Su camarín, como la Reina del Cielo se merece, en su besamanos del día quince de septiembre, y pudimos vivir la emoción de todos los que se acercaron a besarla. También ha sido el año en el que se nos ha ido Joaquín Capel García, dejándonos en herencia dos poemas, el último, su testamento a la Madre Dolorosa, reproducido en este libro.
En este año 2010, mando desde estas líneas mi felicitación a Monseñor Ginés García Beltrán, Obispo de Guadix, premio Rafael Saldaña 2009 al Esfuerzo Cofrade, siendo en esa fecha Párroco de San Sebastián, Consiliario de la Hermandad de la Virgen del Carmen, Reina de las Huertas, y de la Real e Ilustre Cofradía del Santísimo Cristo del Amor y Nuestra Señora del Primer Dolor.
Recordad todos que en este nuevo año de crisis económica, debemos ser solidarios con los más necesitados; “No podemos hacer grandes cosas, pero si cosas pequeñas con un gran amor” (Madre Teresa de Calcuta).
Agradezco finalmente al Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. D. Adolfo González Montes, Obispo de Almería, las palabras de aliento dirigidas durante la audiencia concedida a la Junta de Gobierno de nuestra Hermandad; a nuestro Consiliario, D. Esteban Belmonte Pérez, que nos guía todo el año sabedor de nuestras limitaciones y, por último a vosotros, cofrades y amigos que participáis anónimamente en la Vida de Hermandad.
Jorge Jesús Espinosa Peñuela.
Hermano Mayor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario