EL SÁBADO SANTO Y EL DESCENSO A LOS INFIERNOS DE CRISTO (5)

Veneración a Cristo Yacente.
Viernes de Dolores 2009.
Parroquia de San Pedro Apóstol. Almería.
Fotografía: D. Guillermo Méndez.
EL SÁBADO SANTO Y EL DESCENSO A LOS INFIERNOS DE CRISTO (5)
¿Qué ocurre el Sábado Santo en el Santo Sepulcro donde descansa el Cuerpo de Jesús, el Cuerpo de Dios con el alma de Jesús, alma human de Dios? ”También su alma debía permanecer solidariamente con las almas de los muertos, en el Hades, tanto tiempo como su cuerpo permanecía en la tumba”.
“Al pecado del hombre le corresponde el castigo en el alma y en el cuerpo. El cuerpo quedaba inanimado y el alma, privada de la visión de Dios. En Cristo, solidario con todos los hombres en la muerte como pena de pecado, no solo su cuerpo queda inanimado y sepultado, sino que su alma pasa a ese “Inferus”, en un descenso, en un misterio imposible de penetrar por la razón humana. Porque ahí, en ese Cuerpo inanimado, se encuentra unido el Verbo y lo mismo ocurre con su alma. El Hijo de Dios se somete plenamente a la ley del morir humano. Los dolores de muerte de Jesús solo desaparecen cuando el Padre lo resucita”.
“En esa solidaridad del descenso a los Infiernos no hay actividad alguna. Se trata de una auténtica solidaridad, es decir se encuentra como todo muerto antes de que estuviera abierto el camino hacia el cielo, sin que existiera una comunicación viva, en una auténtica soledad, en un abandono extremo: misterio totalmente incomprensible a nuestra mente. El que ha asumido voluntariamente todo pecado, todo padecimiento, todo sufrimiento, llega al extremo de asumir voluntariamente toda la impotencia, toda la soledad del muerto que tiene cerrado el camino del cielo. Cristo desciende al Hades para rescatarnos del descenso al Hades. En este caso, solidaridad con los muertos significa “estar solo con”, ya que, entre los muertos, no hay comunicación viva”.
“Tratar de penetrar en la conciencia de Cristo, capaz de sentir el dolor en su Pasión y muerte como ningún hombre es capaz de sentir el dolor. Capaz de sentir la soledad como ningún muerto es capaz de sentir su soledad. Capaz de sentir la soledad del infierno: sentir la soledad, que no la desesperación, sino todo lo contrario: saber que ese sentimiento de soledad es por amor al Padre y no importar por ello ni el tiempo ni la intensidad, porque lo que importa es el amor, la unión de su voluntad a la Voluntad del Padre. Si se le ama más al Padre con ese sentimiento de soledad eterna ¡Sea bendita la soledad!”6
6 Ibid.
Dr. Enrique Cases
Sacerdote
Información obtenida en: http://www.teologiaparavivir.net/

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