Real y Muy Ilustre Hermandad del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de los Dolores.
Almería.
Fotografía: D. Felipe Ortiz.
EL SÁBADO SANTO Y EL DESCENSO A LOS INFIERNOS DE CRISTO (1)
Al anochecer del Viernes Santo comienza el descanso sabático. El Sábado Santo es como un sábado más, pero es un sábado único. Llegan al Cenáculo los que han estado en la sepultura. María está allí. Están las mujeres, que en su amor encendido, quieren volver al sepulcro cuando acabe el sábado para embalsamar bien al difunto, con todo el amor y la piedad de que son capaces. Están allí los apóstoles que callan y no saben qué decir porque no supieron defender a Jesús, y, menos aún, acompañarle en su gran lucha.Están otros discípulos muy allegados. María se retira. Jesús está enterrado en el Sepulcro.
“El misterio del Sábado Santo es el misterio de Cristo muerto por nosotros, que como muerto yace en el sepulcro. Es el día del gran silencio. En las iglesias aparece una gran cortina como para simbolizar que, tras ella, Dios se esconde. Pero, tras las cortinas, la luz espera. El silencio del Sábado Santo es un silencio lleno de esperanza”.
“Es el día de la ocultación de Dios. El Viernes podíamos mirar aún a Jesús, pendiente del madero, traspasado su Corazón tras su muerte en la cruz. El Sábado Santo todo ha concluido: una pesada piedra cierra la entrada del sepulcro nuevo excavado en la roca donde yace el difunto. Ningún Dios ha salvado a aquel que se decía Hijo suyo. La fe parece haber sido destruida y la doctrina del Nazareno puede aparecer como una de tantas locuras creadas por un loco o por un fanático”.
“Dios ha muerto y nosotros lo hemos matado. Jesús muere, después de decir las siete frases, lo cual suponía un gran esfuerzo al estar crucificado. Muere después de entregar su espíritu a Dios. Muere cuando Él quiere”.
“Una vez muerto, Jesús es enterrado en muy poco tiempo ya que se echa encima la Pascua, tiempo en el que no se permite a los judíos hacer ningún tipo de actividad. Muere el viernes a las tres de la tarde y le entierran antes de la puesta de sol. Está sepultado pocas horas del viernes, el sábado, y resucita el domingo. Cristo durante ese tiempo está encerrado en la tierra, sepultado, en forma de semilla. Durante su muerte, la Redención sigue. Jesús muerto sigue unido a la Divinidad con su unión hipostática. Quiso estar tres días en el sepulcro. Es como una gran prueba de fe, de muerte y de resurrección. Jesús esta sepultado, santificando al mundo desde dentro del mundo, desde dentro de la tierra. Es como si el mundo hubiera sido santificado por Cristo desde dentro físicamente, no solo simbólicamente”1.
1 Anónimo actual
Dr. Enrique Cases
Sacerdote
Al anochecer del Viernes Santo comienza el descanso sabático. El Sábado Santo es como un sábado más, pero es un sábado único. Llegan al Cenáculo los que han estado en la sepultura. María está allí. Están las mujeres, que en su amor encendido, quieren volver al sepulcro cuando acabe el sábado para embalsamar bien al difunto, con todo el amor y la piedad de que son capaces. Están allí los apóstoles que callan y no saben qué decir porque no supieron defender a Jesús, y, menos aún, acompañarle en su gran lucha.Están otros discípulos muy allegados. María se retira. Jesús está enterrado en el Sepulcro.
“El misterio del Sábado Santo es el misterio de Cristo muerto por nosotros, que como muerto yace en el sepulcro. Es el día del gran silencio. En las iglesias aparece una gran cortina como para simbolizar que, tras ella, Dios se esconde. Pero, tras las cortinas, la luz espera. El silencio del Sábado Santo es un silencio lleno de esperanza”.
“Es el día de la ocultación de Dios. El Viernes podíamos mirar aún a Jesús, pendiente del madero, traspasado su Corazón tras su muerte en la cruz. El Sábado Santo todo ha concluido: una pesada piedra cierra la entrada del sepulcro nuevo excavado en la roca donde yace el difunto. Ningún Dios ha salvado a aquel que se decía Hijo suyo. La fe parece haber sido destruida y la doctrina del Nazareno puede aparecer como una de tantas locuras creadas por un loco o por un fanático”.
“Dios ha muerto y nosotros lo hemos matado. Jesús muere, después de decir las siete frases, lo cual suponía un gran esfuerzo al estar crucificado. Muere después de entregar su espíritu a Dios. Muere cuando Él quiere”.
“Una vez muerto, Jesús es enterrado en muy poco tiempo ya que se echa encima la Pascua, tiempo en el que no se permite a los judíos hacer ningún tipo de actividad. Muere el viernes a las tres de la tarde y le entierran antes de la puesta de sol. Está sepultado pocas horas del viernes, el sábado, y resucita el domingo. Cristo durante ese tiempo está encerrado en la tierra, sepultado, en forma de semilla. Durante su muerte, la Redención sigue. Jesús muerto sigue unido a la Divinidad con su unión hipostática. Quiso estar tres días en el sepulcro. Es como una gran prueba de fe, de muerte y de resurrección. Jesús esta sepultado, santificando al mundo desde dentro del mundo, desde dentro de la tierra. Es como si el mundo hubiera sido santificado por Cristo desde dentro físicamente, no solo simbólicamente”1.
1 Anónimo actual
Dr. Enrique Cases
Sacerdote
Información obtenida en: http://www.teologiaparavivir.net/
No hay comentarios:
Publicar un comentario